miércoles, 14 de noviembre de 2018

Otoño


Trepar al viento con la brocha en la mano.
Subir por encima del otoño a recoger sus hojas.
Llenar el lienzo con sus colores y empezar a esbozar el final:
la paleta quedará blanca nieve y empezará, de nuevo, el invierno.


martes, 6 de noviembre de 2018

Tempo de batalla

Debe ser cosa de músicos eso de ir pisando fuerte por el mundo, con un tempo bien marcado y moverse al compás de los acontecimientos calzando zapatos italianos; de puntera alargada, muy brujos, negros y elegantes.

En concreto, los suyos brillaban más que los lustrosos y dorados metales que, en estos momentos, cantaban al son de la percusión.

Era una batalla campal: las trompas contra los arcos y la percusión por la retaguardia. El tímido arpa y el sereno piano intentaban poner paz entre tanta emoción, pero los zapatos del director se movían raudos instando a preservar en la lucha.

Los platillos fueron un punto de inflexión, una señal de aviso, a la cual, entraron los saxofones en juego. Tiraron los dados los violines y llegó la gravedad del asunto cuando los enormes contrabajos se abrieron camino en la tormenta.

Fueron los clarinetes y las flautas los que, manifestando su sensatez, alzaron la bandera, sacando de las tropas un unísono en el que todos se proclamaron enemigos del silencio. Y fue él, ni más ni menos, quién acabo ganando la batalla a la orden del compositor tras el apoteósico órdago de la orquesta.

sábado, 29 de septiembre de 2018

Microrrelato 8: Si de verdad me oyes

¿Me oyes?
Dime.
¿Me escuchas?
¿Qué quieres?
¿Me entiendes?
¿Qué te pasa?
¿Me respetas?
¿A qué viene esto?
¿Me quieres?
¿Qué decías?

lunes, 10 de septiembre de 2018

15 minutos de playa

Parecía una croqueta. La arena, fina y blanca, se había pegado a su piel haciendo de pan rallado. Pero tras unos días de piscina, no se podía decir que su piel se pareciese a la blanca bechamel de las croquetas de mi abuela, que suelen ser de jamón. Estaba muy morena, el contraste entre el relleno y el rebozo era tal que la arena se me antojo demasiado blanca.

Yo prefería sentarme a la sombra y mover la arena con los pies. Sentir su frescura y suavidad era agradable y me dedicaba a amontonarla para, más tarde, excavar con los talones. 

La brisa traía olor a mar y algas además de acercarme las voces de los niños jugando y los gritos de sus madres. A una docena de metros un pequeño camaleón (así le había llamado su madre) se había revolcado tanto por la arena que tumbado se camuflaba con el suelo como una croqueta sin freír en el plato del pan rallado o, por supuesto, un camaleón.


El graznido de las gaviotas surcaba el aire y el frisbee lo hacía, silencioso, más abajo. Alguien hablada de fútbol y otros hablaban portugués. 

Empecé a notar incómodo el granito rosa sobre el que estaba apoyada mientras veía a una chica plasmar el paisaje con sus acuarelas desde una roca igual. La incomodidad y el inusual calor me animaron a acercarme al agua. Dejando las huellas de mis excavaciones al lado de mi toalla, caminé hacia la helada masa azul y al notar las aguas frías del océano pronto dejé de sentir los pies.
  

domingo, 10 de junio de 2018

Microrrelato 7: Mar, aguas libres

Prefiero las ratas antes que la soga. Prefiero la incertidumbre y el miedo, antes que la certeza que se balancea con el nudo preparado. Prefiero esa compañía inmunda, mejor que un público que me condene. Antes de que me dejen caer por la trampilla me lanzo a la deriva, deseando que, con ratas por compañía, se haga más ameno el viaje. Preso entre olas de barco enemigo, me entrego a mi nueva patria, sin saber que me deparará el destino, al menos, vivo. Jamás me encontrarán con tal locura. Me voy, y que esta sea mi aventura.

viernes, 25 de mayo de 2018

--Aviso--

En la página de microrrelatos (a la que podéis acceder en el menú superior, bajo la cabecera y en el lateral) encontrareis una recopilación de todos los microrrelatos del blog. Algunos de ellos son, los que sin suerte, mandé a un concurso semanal y no pasaron a la siguiente ronda. En dicho concurso te imponen una frase inicial y por ello encontrareis algunos relatos un tanto peculiares o extraños, incluso varios que empiecen igual (en el caso de que mandara dos o más la misma semana).

Si queréis saber de qué concurso hablo podéis pinchar AQUÍ.

Otros relatos no tienen nada que ver con dicho concurso, pero al considerarles micro, he creído conveniente incluirlos en esta página. Todos ellos estarán en orden cronológico según la fecha de creación, de más antiguo a más nuevo, con la intención de facilitar la lectura a aquellos que no suelan pasarse por la página principal.

Por último y con motivo del concurso os animo a escribir, y agradezco de antemano, cualquier comentario sobre los microrrelatos que me pueda ayudar a mejorar, tanto sobre la temática, la estructura... o simplemente vuestra opinión sobre ellos. Quizá en alguno os llevéis un susto... habrá otro que os haga pensar o incluso, valorar lo que se puede decir en menos de 100 palabras...quién sabe...

Microrrelato 6: Por motivos familiares


La muerte se ha olvidado de nosotros.

Eso decía la gente cuando nuestro autobús dio tres vueltas antes de impactar con la barrera y nosotros salimos sin un rasguño. Fue un mes después de que se hubiera llevado a nuestro padre el día del incendio. Milagros, uno tras otro o que un ángel nos protegía eran las hipótesis más comunes. 

Menos mal que papá consiguió la orden de alejamiento, cosa que a mamá no le debió de sentar muy bien y estaba que echaba chispas... Lo que nosotros no entendemos es por qué se le llevó con ella, si no se soportaban.

Microrrelato 5: Jardín por olvido


La muerte se ha olvidado de nosotros y nosotros de ella. Así vivimos más tranquilos mientras ella se pregunta qué quedará mejor en el tártaro: ¿rosas o tulipanes?

lunes, 14 de mayo de 2018

Microrrelato 4: Accidente inoportuno.

Cuando éramos jóvenes el tiempo pasaba más rápido, lo pasábamos bien. A pesar de ello, hoy toca soplar las velas una vez más. Se lo comentaba a su peluche, un elefante descolorido, por el que también habían pasado los años.
¡Y pensar que hasta hace dos días lo más bajo que podíamos caer era del tobogán! ̶  exclamó molesta—. Ahora salir de casa es agotador y más por la pena con la que nos mira la gente.
¡Vale ya, María! —se dijo a sí misma—. ¡Una pierna rota no te impedirá volver al parque!
Sopló las diez velas, pero seguía enfadada.

lunes, 7 de mayo de 2018

Microrrelato 3: Sin llegar a Roma


No son pocos los caminos que llevan a Roma, ni escasean los sabios que tienen conocimiento de ellos. Pero quizá, las únicas personas que los han recorrido importándolas, más que el destino, las flores que podrían recoger, son las caperucitas engañadas por los lobos. Aunque son ellos quienes mejor conocen esos senderos siempre es el cazador quien más los disfruta y la abuelita, esperando desde su cama, la que más aprecia poder recorrerlos. Al final, ninguno llega a Roma, la cestita de pasteles es suficiente recompensa para sus pies cansados. 


sábado, 3 de febrero de 2018

domingo, 28 de enero de 2018

Microrrelato 1

He descubierto el vicio oculto de la gente a las desdichas 
y la envidia hipócrita que arrastra la alegría.

Me he encontrado con tristezas que destapan consuelo 
y alegrías que despiertan celos.