Llegó diciembre y como todos los años se convocó la reunión de los
etéreos, seres eternos en el tiempo e infinitos en el espacio que
gobernaban, a veces involuntariamente, a las demás especies. Sobre todo a una
raza; la humana. Era la que más se dejaba arrastrar por sus sentimientos; los
cuales no siempre eran guiados por los etéreos más amables, por llamarles de
alguna forma.
Nadie hasta el momento sabe como y porque los etéreos afectaban tanto a
los seres mortales. Tanto a unos como a otros, desde a los ogros hasta a los
elfos, pasando por todas las demás razas inteligentes. O por lo menos así
consideradas, porque realmente más que sabiduría lo que tenían los ogros en la
cabeza era un vacío que ni todos ellos con su gran tamaño podrían llenar.
Al principio de todo, infinitamente antes de lo más anterior que pudieses
estarte imaginando, los etéreos no conocían a los demás seres. Directamente, no
se conocían así mismos.
La Ignorancia por aquel entonces era de los más fuertes entre los etéreos,
pero, como no, ella no lo sabía. Así, no pudo apreciar lo ventajoso de la
situación y la posición en que la dejaba. Sabiduría en algún momento de este
extraño proceso se dio a conocer y poco a poco colaboró a que los demás etéreos
se conocieran a sí mismos.
Se podría decir que todo, para bien o para mal, empezó gracias a la
ignorancia.
Y esto es aplicable a las cosas más pequeñas, pues hasta que no nos damos
cuenta que ignoramos algo y nos sorprendemos por ello, no lo podemos saber.
Estos son uno de los momentos clave de Sorpresa, como no intervenga lo
hace la Indiferencia y esta nubla a la Sabiduría de tal forma que hasta ella
desconoce la razón, pero sencillamente no quiere saber el porqué.
Veréis, fue en el momento justo en el cual el primer Etéreo se descubrió,
cuando el primer llanto de un bebé rompió el silencio de su hogar, abajo, en la
tierra. Y no fue para nada, casualidad.
Suerte tampoco influyó, pues aún no se conocía a sí misma. La primera en
conocerse, claro está, fue Sabiduría. Gracias a la ignorancia de la propia ídem
(la Ignorancia).
Después de este gran suceso llamaron Nosué al bebé, un nombre común entre
los humanos. También después del acontecimiento Sabiduría fue presentando a los
etéreos a sí mismos, porque ella si que sabía quienes eran. Excepto en el caso
de Duda, con la cual la costó decidirse, (si es que lo llegó a hacer).
Mientras ellos se descubrían y jugueteaban con los mortales seres de
abajo, uno de ellos crecía. Uno bastante especial. Que había nacido bajo la
sabiduría más inocente.
Uno al que habían llamado Nosué.